Hace un par de años, fui de viaje con mis padres a Florencia. Allí pude observar a varios artistas callejeros que pintaban por las calles; en ese momento lo que me impresionó fue que plasmaran sus dibujos sobre el suelo de las calles, y que si volvías a pasar por esa calle al día siguiente, te volvías a encontrar a las mismas personas pintando en las aceras. En un principio pensé: «Qué lástima que a la mañana siguiente esos dibujos ya no vayan a estar», porque todas las noches pasaban las típicas máquinas que aspiran y friegan las calles, pero también era emocionante levantarte por las mañanas e intentar adivinar qué es lo que estarían pintando ese día.
Durante los 4 días que estuve, que para mí fueron pocos para poder disfrutar y apreciar una ciudad tan bonita como lo es Florencia, pude observar una arquitectura que a día de hoy puedo decir que tiene claras influencias del Renacimiento, ya que los edificios destacan por su belleza. Además, se ven reflejados elementos del gótico combinados con renacentistas. En su momento no supe valorar lo que tenía enfrente, por eso les he pedido a mis padres volver este año a esta ciudad.